hay dos elementos en esta amena confesión de Héctor Abad Faciolince que me intrigan, a partir de estas dos breves frases: “la novela era mala” y “conocí a mi mujer”. Con todo respeto, por todo cuanto he leído de HAF, se me hace casi imposible que pueda tener casi terminada una obra y calificarla como “mala”. Mi criterio se refuerza con la información que más adelante nos da el propio HAF, a partir de un consejo de Vargas Llosa (otro de mis escritores preferidos, en el sistema solar), “Eso no importa: uno trabaja, quita lo que no le gusta, y lo corrige todo hasta que le guste”. De manera que no hay forma de que un escrito suyo, al que ha dedicado bastante tiempo, culmine como algo que deba desecharse. Y lo de “conocí a mi mujer” como episodio reciente (según el orden en que narra acá) tendría que barajeárnoslo mucho más despacio (¿hay una metáfora escondida en esa expresión?). Tenemos cita con el nuevo libro.